La zona de Guanacaste es la de mayor producción de melones y sandía
en Costa Rica. Hace unas semanas surgía una consulta sobre un problema de
rajado en melón Galia. En campo se presentó una situación atípica donde se
obtuvo hasta un 85% de rajado en los frutos, asociando esto a una situación de
virosis en campo. Al final, el asunto se descartó por esta vía debido a que no
existió evidencia suficiente para atribuir este daño a un problema
fitosanitario, relacionando la situación observada en campo con la aplicación
de hormonas (agronutricionales, bioestimulantes, inductores del cuaje,
fitorreguladores, etc.) para mejorar el calibre del fruto.
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Foto 1. Melón Galia inmaduro en cultivo en campo.
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El
tamaño y la forma del fruto tiene una fuerte componente de arquitectura genética
(Monforte et al., 2014; https://doi.org/10.1093/jxb/eru017) o Pan et al. (2020) (https://link.springer.com/article/10.1007/s00122-019-03481-3)
aunque obviamente algunos factores de manejo y ambientales pueden modificarlo.
En el caso del melón Galia, los tamaños de los mismos son redondos y más bien
pequeños, lo que encajan bien para familias de 1-4 personas que viven solas y
consumo inmediato. Además, permiten una facilidad de trasporte desde el punto
de venta hasta la casa del consumidor relativamente sencilla comparada con
frutos de entre 2 y 4 kg.
El melón Galia cuando alcanza su
plena madurez y la zona alrededor del pedúnculo desprende olor es que ya está
con madurez de consumo. Si en ese punto no se cosecha en el campo el riesgo de
rajado alrededor del pedúnculo es evidente (ver foto 2). De hecho, el conocimiento exacto del punto de corte para evitar
senescencia del fruto y también que esté inmaduro es importante en Galia,
aunque también la coloración del fruto ayuda, el reticulado y otros signos de
madurez junto al pedúnculo y en la hoja primera que podemos ver en la planta junto al pedúnculo.
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Foto 2. Melón Galia madurando en campo y con inicio de rajado en la zona próxima al pedúnculo.
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El problema de las empresas
productoras de melón es que quieren diversificar en otros mercados donde les
piden un mayor tamaño, pero quieren utilizar las mismas variedades, porque sus
consumidores están a costumbrados a determinados perfiles de sabor. Además,
estas variedades ya han sido ensayadas en determinados lugares y su ciclo de
cultivo y recolección es conocido y fiable, porque muchas de ellas se han
desarrollado en y para ciertas localizaciones. Y ahí es donde ciertos productos
para forzar el crecimiento, favorecer el cuajado o/y aumentar el tamaño (engorde)
pueden ser utilizados, y consecuentemente pueden aparecer problemas de rajado.
Algunos de estos productos para engorde (ejemplo hormonas) pueden también contener
nitrógeno y boro, con lo cual esto puede aumentar el rajado en algunos casos.
En el caso de sandía conocemos del problema del uso de estos productos en
variedades de alta calidad, pero que obviamente necesitan de un manejo adecuado.
En el caso de sandía se han detectado explosiones tanto después de la compra
como por parte incluso de los propios supermercados, como alguno me ha hecho
saber ya en Cartagena este 2020.
Algunos de estos
tratamientos han de complementarse con otros contra el rajado y la vitrescencia
del melón, que ponen a disposición el calcio fácilmente asimilable al fruto,
aunque también han de vigilarse otros microelementos (ejemplo boro o magnesio)
según el tipo de cultivo y variedad. Algunos tratamientos como SiO2
podrían ser de interés para ensayar para mejorar la textura del fruto.
Obviamente,
a falta de estudios adecuados de optimización, la fertirrigación (especialmente
la dosis de nitrógeno), y la aplicación de bioestimulantes y hormonas en determinadas
variedades, momentos del crecimiento y ambientes, tiene que hacerse con
prudencia.
Una
tendencia que puede reducir algo el problema es utilizar polinizadores
naturales en vez de polinizaciones química o asistidas. En la UPCT nosotros
hemos utilizado abejorros de una conocida marca comercial, pero también es
posible utilizar abejas o/y atrayentes de polinizadores, y obtener un beneficio
adicional principalmente en calidad de fruto, sostenibilidad y proyección
corporativa. Muchas empresas en Centroamérica continúan apostando por la
polinización natural como una estrategia para asegurar la calidad de la fruta y
reducir el reducir de riesgo de rajado en el fruto, específicamente en sandía. Este
tema sigue siendo de interés en el futuro para los productores de melón y
sandía, enfocados en la rentabilidad de la actividad.
La conclusión especialmente para la zona de Costa Rica es que
las empresas semilleristas deben, con las nuevas tendencias,
desarrollar materiales que sean más versátiles en temas de tamaños
(proporciones en los tamaños serán fundamental en las próximas temporadas
post COVID-19 y con las nuevas tendencias de los consumidores).
Los consejos que extraemos de esta consulta serían las siguientes:
1)En el caso de querer mejorar el calibre medio del fruto,
consultad antes con la casa de semillas de
la variedad.
2)Tratar de utilizar variedades con el tamaño adecuado
para el cliente final.
3)Optimizar la aplicación de hormonas si es necesario
antes de lanzarse a aplicaciones a dosis
fuera de las recomendadas según
el programa de fertirrigación
y producción en cada caso.
4)Utilizar polinizadores naturales y atrayente
de los mismos, desde abejas a abejorros.
5)En caso de riesgo de rajado constatado,
tratar de utilizar tratamientos preventivos
contra el rajado,
disponibles en el mercado, que eviten el
suministro de nitrógeno en sus diversas formas
(tampoco aminoácidos nitrogenados).
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Foto 3. Rajado
en melón Galia cultivado en el campo de Cartagena (Murcia).
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Más información sobre rajado en:
Fernández-Trujillo, J.P., Lester, G., Dos-Santos, N.,
Martínez, J.A., Esteva, J., Jifon, J.L., Varó, P. 2013. Pre- and postharvest muskmelon fruit cracking: causes and
potential remedies. HortTechnology 23(3): 266-275. https://doi.org/10.21273/HORTTECH.23.3.266